UN HÉROE PARA TODOS LOS PÚBLICOS
Salterio Gorleston. Inglaterra, Suffolk 1310-1324. Ms 49622, f. 193v.
Cuando Atila, el flagellum Dei, se paseó por los restos del moribundo Imperio Romano, consiguió tres niños rehenes de tres reinos germánicos: Haganón de Franconia, Hildegunda de Burgundia y Valtario de Aquitania, además de un extraordinario tesoro. Dicen que los hunos preferían la paz con rehenes y oro que llevar las guerras a los pueblos.
Los niños, criados como verdaderos hijos, se ganaron el amor de Atila, el caudillo más temible del mundo y de su esposa, la reina Ospirin.
Salterio de Stuttgart (s.IX)
Pero los héroes tienen que viajar, si no nunca llegarán a vivir la aventura, la esencia de su condición.
Convertidos en jóvenes aguerridos, Haganón y Valtario desean regresar a sus patrias. Haganón es el primero en fugarse, al recibir noticias importantes de su país.
Salterio de Stuttgart (s.IX)
Valtario, en cambio, al frente de las huestes de Panonia, el país de los ávaros o hunos, es todo un caballero, y prefiere esperar por la hermosa doncella Hildegunda, su prometida.
Hildegarde de Vintzgau, segunda esposa de Carlomagno
No serán los hunos quienes persigan a la pareja fugitiva, porque Atila se desmorona de dolor cuando se entera de la huída de Valtario, al que tanto amaba.
Arquero mongol (s.XIII)
Guntario, soberano de Franconia, señor de Haganón, será el que forme un ejército de valerosos guerreros para arrebatarle el tesoro que su padre dio a los hunos como pago por la paz.
Y esta comitiva de unos simbólicos 12 guerreros se enfrentarán a nuestro héroe en combates singulares:
uno contra uno.
Salterio de Stuttgart (s.IX)
En algún monasterio del Imperio carolingio, un monje escribió este pequeño poema épico que hará resonar para los lectores la Eneida de Virgilio, porque estamos seguros de que se la sabía de memoria.
Como el Cantar de Valtario hay otras obras extraordinarias de esa Edad que algunos llaman oscura, y no saben cuánto se equivocan.
Rabano Mauro, acompañado de Alcuino de York, en el momento de presentar un libro al Arzobispo Otgar de Maguncia.
Valtario es un héroe que lleva armadura germánica y fe cristiana, pero que aún habla latín, para evocar un tiempo glorioso pero acabado, el de los codiciosos descendientes del señor del mundo que fue Carlomagno.
Carlomagno y su hijo Pipino el Jorobado, de un manuscrito del 991 de las Leges Barbarorum
A la muerte del primer emperador del Sacro Imperio, los territorios que formaron un grandioso reino empezaron a repartirse mediando guerras y traiciones.
Esta es la época del cantor del poema, pero no el tiempo en el que se desarrolla la acción, porque al igual que los grandes poetas épicos como Homero o Virgilio, la distancia es importantísima en el género de la epopeya.
Guerreros carolingios. Miniatura. Monasterio de Sankt Gallen
De este modo, cinco siglos son suficientes para impresionar al lector del siglo X con unos guerreros germánicos auténticos, herederos de una raza que puso en jaque al Imperio, y que se fue asentando progresivamente hasta crear reinos en toda Europa.
Salterio de Stuttgart (s.IX)
Las obras maestras son capaces de conquistar los corazones de cualquier tipo de lector. Valtario fue un best-seller en su época. No cabe duda de que su inteligente sincretismo fue una de las claves de su éxito:
una lengua de cultura que era el latín, unos héroes germanos y la piedad cristiana son una tríada imbatible.
Salterio de Stuttgart (s.IX)
Estoy segura de quien aún no conozca a Valtario de Aquitania, podrá disfrutar enormemente con sus aventuras.
Valtario es un héroe, y los héroes de verdad son para todos los públicos, sean estos medievalistas importantes que saben todos los secretos del texto, humildes profesoras de secundaria como su traductora, madres de humildes traductoras o compañeros y amigos de su devota intérprete, que, gracias a su amigo Raúl Gómez Pato y al exquisito trabajo de Rinoceronte Editora, ha podido cumplir un deseo juvenil, el de sumergirse en la épica latina medieval de un territorio amado desde hace tantos años, el que gente como nosotros llama Germania.
Manuscrito del Waltharius
Es la primera vez que Valtario va a hablar una bella lengua, hija predilecta de nuestro excelso latín, el gallego, y por eso hemos de celebrarlo.
Salterio de Rutland, ca. 1260
Las lenguas que aman los hablantes se enriquecen con las palabras que usan sus escritores, y las hacen todavía más bellas. Los traductores intentamos recogerlas todas.
Creo que Valtario suena muy bien cuando habla gallego:
As cumpridas filas de destacamentos avanzaban parellas en número,
xemía a terra abatanada pola marcha dos cabalos,
e o ceo cheo de medo retumbaba ao son dos escudos.
Un bosque rutilante de ferro escintilaba polos campos todos,
non distinto de cando o fermoso sol da mañá fire o mar
e mantén o seu fulgor nos confíns máis afastados do mundo.
(Cantar de Valtario, vv. 44-49. Traducción de Maite Jiménez. Rinoceronte Editora, 27 de enero de 2017)
Aquí puedes leer las primeras páginas.
COMPRAS:
Caballero del Salterio de Westminster (ca. 1260)
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